Las estrategias de Brasil y Portugal para hacer frente a la pandemia en el contexto educativo
RIAEE – Revista Ibero-Americana de Estudos em Educação, Araraquara, v. 18, n. 00, e023026, 2023. e-ISSN: 1982-5587
DOI: https://doi.org/10.21723/riaee.v18i00.17264 6
soportes tecnológicos digitales y de red, ya sea insertados en sistemas de
enseñanza presenciales, mixtos o completamente realizados a través de la
distancia física. Esto obviamente aumenta la complejidad y las variables
involucradas en la discusión y, a su vez, nos obliga a fragmentar las
reflexiones en temas más específicos (NOVA; ALVES, 2003, p. 07, nuestra
traducción).
La Enseñanza Remota de Emergencia (ERE), como su nombre indica, es una estrategia
puntual y temporal para proporcionar acceso a contenidos que deben darse de forma presencial
o híbrida. Así, se preserva el distanciamiento social, ya que profesor y alumno están conectados,
pero no en el mismo entorno y la clase se realiza con el apoyo de recursos digitales, con
posibilidad de interacción. "En ERE, profesor y alumno están en línea, conectados a través de
dispositivos computacionales, durante la misma carga de trabajo que tendría la clase presencial,
es decir, hay una transposición de la enseñanza presencial física a contextos digitales". (DE
OLIVEIRA; CORRÊA; MORÉS, 2020, p. 7, nuestra traducción).
Este tipo de educación, que se hizo imperativa debido a la pandemia, requirió una
adaptación intensa y rápida de todos los agentes involucrados en el escenario educativo: los
gobiernos, que tuvieron que pensar en estrategias de inclusión digital; directores y profesores,
que tuvieron que adaptar sus clases y tipos de evaluación al formato digital, alumnos y familias.
Así, abruptamente, el sistema educativo brasileño, que tiene 47,3 millones de
estudiantes sólo en Educación Básica y abarca una realidad compleja, con problemas históricos
y estructurales, se enfrentó a un escenario absolutamente nuevo y completamente disruptivo:
tener que rendir cuentas para proporcionar clases remotas de emergencia como el único medio
de garantizar el derecho constitucional de los estudiantes a la educación.
El ambiente escolar, en un momento triste, anticipa que el tiempo de Internet
y la informática traerá una oportunidad pedagógica que quizás se emplearía
en el futuro. El gran problema es que desafortunadamente las medidas
tecnológicas escapan de muchas realidades brasileñas de los estudiantes. Los
recursos financieros que encontramos en las redes educativas privadas es una
realidad alejada de muchas escuelas públicas. Para la excelencia en la
transmisión del conocimiento en diferentes clases sociales sería necesario que
en el mundo no existieran barreras sociales y económicas, todos gozaran de
una gran infraestructura y aparato tecnológico que es una realidad
lamentablemente ilusoria (ROCHA; QUINTÃO, 2020, p. 6, nuestra
traducción).
Entre marzo y junio de 2020, en medio de una crisis sin precedentes para la educación,
el MEC estuvo liderado por tres nombres diferentes. Este baile de sillas era solo la punta del
iceberg. La Red Brasileña de Mujeres Científicas redactó una Nota Técnica (NT) No. 5 - La
educación en la pandemia y la omisión del Gobierno Federal - en la que las autoras enumeran